lunes, 12 de enero de 2015

LA AVENTURA DE LA VIDA



El rafting es un deporte de aventura que consiste que varias personas descienden en una embarcación sin motor por un río de aguas bravas.

Los tripulantes de la embarcación se disponen de forma simétrica en ambos lados de la embarcación (3 o 4 personas a cada uno de los lados de la barca) el guía o timonel se ubica en la parte posterior para poder dirigir al resto de ocupantes y hacer las maniobras de dirección de la barca. Para remar se utiliza un remo simple (de una hoja).

La aventura comienza desde el momento en que los participantes llegan al lugar montañoso  en el que se llega al lecho del río de aguas bravas, para iniciar el recorrido.

En ese momento el  trainer o guía acompañante imparte  las instrucciones a  los miembros del equipo. Deben ser breves pero precisas y, lo suficientemente claras, para que puedan ser obedecidas en el transcurso de la acción que ya está por iniciarse.

Como se trata de un paseo que se espera sea divertido, muchas veces las instrucciones para el viaje no son tomadas en serio, en todo lo que se requiere, lo que puede resultar en una gran contrariedad rio abajo, cuando se pone en marcha la balsa con sus ocupantes.

Pocas veces, los acontecimientos que marcan la vida, se pueden prever con suficiente antelación. Cuando menos se espera, la vida nos incrusta en el escenario sin que sepamos nada de la obra que tenemos que representar: la de nuestra propia vida.

La vida es movimiento

No se puede concebir una forma diferente de vivir plenamente, que no sea en acción, en movimiento. Por algo se dice que el movimiento es vida.

“Nuestra naturaleza está en movimiento. El reposo absoluto es la muerte”. Blaise Pascal

Muchas veces se nos dice y repetimos eso de que el movimiento es vida, y que la vida se demuestra por el movimiento. Lo que se estaciona, lo que está quieto siempre, lo que no se mueve nunca, será una piedra, o un tronco caído, pero no un ser viviente.

Mientras que quien no para, el que se mueve en cada instante, es un ser rebosante de vida... ¿Vale este principio también para la vida del espíritu?... Sí; vale para toda clase de vida: la física, la intelectual, la espiritual que llevamos dentro.

 El movimiento es una ley impresa en la naturaleza y, sin el movimiento, hasta en los seres inanimados, no tendría explicación la vida misma.

Esto que aceptamos todos, podemos y debemos aplicarlo al hombre integral, físico, alma y espíritu, lo que nos llevará a entender y poner en marcha la ley del desarrollo.

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