Aprendiendo a Vivir

"Nunca Pierda la dulzura de su carácter"

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sábado, 26 de diciembre de 2015

HAY QUIMICA ENTRE LOS DOS



Tanto los jóvenes de mi generación (hoy somos sesentones) como los que hoy cuentan con menos de cuarenta años (cuasi cuarentones) exclamamos o escuchamos alguna vez, la frase: “Hay química entre los dos”, con referencia a alguna relación filial o sentimental en ciernes. No obstante, hoy en día se desconoce la importancia del poderoso binomio que produce casi todas las consecuencias, positivas o negativas, que encierra la frase, arriba señalada. 

El binomio empatía-simpatía, con usos y significaciones en la historia del pensamiento, con sutilidades de acercamiento y alejamiento, no siempre es bien apreciado en la vida cotidiana. La simpatía alude a la capacidad de percibir, compartir y acompañar los estados mentales ajenos, con un contenido básicamente afectivo,  muy cercano a la compasión. 
 
La empatía es una habilidad cognitiva que se refiere a la capacidad de reconocer las creencias ajenas, sus necesidades e intereses, incluso si se comparten o no. Es una habilidad que se construye con el paso del tiempo y en cuyo proceso hay que aprender otras dos habilidades igualmente  importantes: comunicación y negociación.  

Una relación de dos compañeros de barrio o de trabajo, que simpaticen en deseos, necesidades e intereses, no siempre se convertirá en una relación de amistad sólida. Ambos tendrán que desarrollar empatía  para que constituyan una relación de amistad firme, solidaria y de calidad. 

Un hombre y una mujer pueden simpatizar a “primera vista” y llegar a compartir buenos momentos, pero deberán progresar en la comunicación y negociación de calidad, para trascender hacia una relación más duradera. 

Dos personas simpatizan cuando sus emociones se contagian simultáneamente, pero muy pronto agotarán los recursos para apoyar o superar una situación difícil, y muy probablemente perderán la posibilidad de auto-protegerse por el dolor causado por el otro. La simple simpatía  impide la visión de la realidad cuando la propia emoción lo obstaculiza con interpretación individual, egoísta y única. 

Es mucho más que ponerse en los zapatos del otro. Es aprender a caminar con ellos  por un largo trayecto, y eso lleva a constituirnos en los mejores amigos, socios, padres o líderes inspiradores: en síntesis,  lleva a cultivar relaciones sinceras y de gran calidad.

El fundamento de la empatía tiene que ser el amor. La presencia del verdadero amor afirma a otros y supera los aspectos destructivos de nuestro carácter egocéntrico. La empatía, fundada en el verdadero amor, es saber asumir las necesidades del otro para ayudar en la solución de las desavenencias con un espíritu solidario, incondicional y sano. 

“El amor es saber soportar; es ser bondadoso; es no tener envidia, ni ser presumido, ni orgulloso, ni grosero ni egoísta; es no enojarse ni guardar rencor; es no alegrarse de las injusticias, sino de la verdad”. 1 Corintios 13: 4-6

REFERENCIAS: 

    Binomio complejo: Empatía- Simpatía. Artículo escrito por el Dr. Luis Labath. Asociación Educar. 15 de julio de 2014

    Biblia Dios habla Hoy.