viernes, 15 de abril de 2016

LA COMUNICACIÓN ES LA LLAVE DE LA VIDA

Conversamos todo el tiempo, porque hablar es una necesidad vital del ser humano y porque hemos sido dotados del don de la palabra. Sin embargo, suponemos que sabemos conversar y como hablamos casi sin darnos cuenta, creemos que estamos comunicándonos. No es así. Hay mucha diferencia entre conversar y comunicar. La mayoría de las veces nuestras conversaciones son para pasar el rato y no pasan de un blablablá, aún en muchos casos en los que entablábamos conversaciones “serias. En la sociedad contemporánea la conversación se suele parecer a un juego de pìng pong. Cada individuo expone lo cree que tiene que decir, mientras el otro piensa en responder sin siquiera pensar en la propuesta del interlocutor. Peter Senge describe este fenómeno con una maravillosa metáfora: Es como si dice intentáramos atrapar un balón que aún no ha llegado a nuestras manos o cómo si devolviéramos la pelota con la raqueta sin antes haberla recibido.

Para ser un buen comunicador hay que hacerse entender y, para hacerse entender hay que empezar, primero, entendiendo al otro. La comunicación es algo más que una habilidad; es una actitud que empieza con la disposición de dejar de ser uno mismo, para poder conectarse con el otro. También he aprendido, con el paso de los años, que la comunicación interpersonal o relacional es la habilidad más importante del ser humano. ¿Por qué? Porque vivimos para entablar y desarrollar relaciones armónicas y, por supuesto, estamos relacionándonos todo el tiempo con Dios, con nuestros familiares, con nuestros amigos, compañeros cercanos o casuales, a menos que vivamos en una isla desierta o hayamos sido privados de nuestra capacidad física para comunicarnos. En síntesis: la llave que abre la puerta a la vida plena es la relación, y toda relación se construye con comunicación.

Deseo que vean una parte de la película "Náufrago". A mi modo de ver, una escena cargada de dramatismo y de simbología vívida, real y ejemplificante sobre el fenómeno extraordinario de la necesidad vital de relación en el ser humano. Jack (Tom Hanks) ha pasado 4 años de su vida en una isla desierta lejos de todo. Durante este tiempo sólo tuvo una pelota con quien hablar entre ilusiones para no sentirse tan solo. Cuando están a punto de encontrar al náufrago y llevarle a casa, su pelota se ve arrastrada por la marea. Jack sabe que no podrá ayudarla al temer por su vida, y debe de tomar la dura decisión de despedirse de Wilson. No le queda nada.



Cuando las relaciones fallan, se desgastan o se pierden, como en la película, estamos a punto de sucumbir. Las relaciones empiezan a desgastarse cuando la comunicación (no la simple conversación) se deteriora.

Comunicar ideas y sentimientos es algo tan básico y propio de nuestra naturaleza que a menudo lo damos por supuesto. Las crisis de personalidad, los principales problemas o conflictos en una relación interpersonal, conflictos laborales de cualquier clase y hasta guerras entre países, se originan a diario en una mala o deficiente comunicación. Si como seres humanos nos comunicamos todo el tiempo, pues no se comprende existencia o al menos sobrevivencia sin relaciones armónicas con el prójimo, entonces por qué fallamos en algo tan primordial.

Cuando nos comunicamos eficazmente aclaramos procesos de pensamiento, resolvemos problemas, establecemos acuerdos y compromisos y lo más importante: trascendemos en una conexión de vida con nuestro prójimo.

Nada está más condenado al fracaso que dos personas, dos equipos o dos gobiernos que se esfuerzan en no comunicarse, en no entenderse, en odiarse.

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