Aprendiendo a Vivir

"Nunca Pierda la dulzura de su carácter"

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domingo, 19 de junio de 2016

LA AUTENTICIDAD ES NUESTRO SELLO PERSONAL




Me atrevo a asegurar sin ningún margen de duda, que casi todos los seres humanos de este maravilloso planeta, sobre todo si llevamos algún kilometraje a cuestas, sabemos lo que se gana o se pierde con el buen o mal manejo que hacemos, día a día,  de las relaciones entre las personas. 
La mayoría de las personas quiere pasarla bien con aquellos que los rodean. Las librerías en físico y las digitales, están llenas de abundante información sobre el tema de llevarse bien con los demás, pero una y otra vez nos vemos envueltos en retumbantes fracasos por no poner en práctica la información de una manera constante.
Dos vecinas mantenían por largo tiempo una enconada rivalidad que les mantenía muy distanciadas la  una de la otra. Para colmo, todo el vecindario disfrutaba del enfrentamiento y habían hecho de eso la cuota de distracción colectiva que el pueblo necesitaba para pasarlo bien. Al borde de la situación, cuando ya era insostenible, sobre todo para una de las postulantes, alguien sugirió enfrentarlas en una competencia atlética a carta cabal, y al alcance del disfrute de todo el poblado. 
Doña liebre y doña tortuga se enfrentaron y todos conocemos el estrepitoso desenlace: la lenta y aparentemente torpe ganó y la  veloz y excesivamente autosuficiente perdió. 

La fábula de Esopo termina allí, pero en tiempos de globalización se ha escrito la versión acorde, en la cual luego del primer enfrentamiento las protagonistas resuelven conjuntamente evaluar los pro y contra de su anterior experiencia. ¿Qué consiguieron?  En esta fábula actualizada para tiempos de globalización, doña liebre, luego de su vergonzoso fracaso decide bajar su cerviz (no le quedaba mucho) y buscar a doña tortuga para evaluar objetivamente la competencia anterior. Ambas aprendieron que el principal enemigo que hay que vencer somos nosotros mismos. Que el sello personal que le  imprime todo el vigor a nuestra personalidad, a nuestros  planes y a nuestros sueños, es la autenticidad. Y además: 
1. Cuando colocamos nuestras áreas fuertes al servicio de las áreas débiles del vecino, se desata una fuerza de alcance inimaginable. 
2. La suma de los talentos individuales de un equipo no es, de ninguna manera significativa a lo que es el compromiso que se genera como fruto de la confianza entre cada uno de los miembros del equipo. 
3. La confianza se fabrica en los talleres de la empresa SINCERIDAD y CIA, la que a su vez produce una marca absolutamente prestigiosa, que posee el nombre de AUTENTICIDAD. 
La clase de persona que se lleva bien con los demás es la que muestra un interés genuino en los demás. Cuando están contigo, realmente está contigo, son bondadosos  y amistosos al tratar con las personas, ya sea que se trate de amigos, compañeros de trabajo o los camareros que le sirven. Su forma de ser no es forzada, es genuina. Acepta a los demás como una persona que vale. Escucha y aprecia las contribuciones de los demás en las conversaciones.
Noman Wright, psicólogo, (Wright, 1999) dice que la autenticidad es una cualidad básica para tener éxito y llevarse bien con los demás. Autenticidad es ser uno quien es realmente. Es no tener una fachada, una máscara. Es la persona que cuando está con los demás no actúa, simplemente es quien es. Ser auténtico es ser sincero. Sin cera. En tiempos antiguos las vasijas de porcelana fina y cara, a menudo, desarrollaban rajaduras al ser expuestas al fuego. Los mercaderes deshonestos las untaban con cera hasta que las rajaduras desaparecían, y entonces  decían que las vasijas estaban sin defectos.

El orgullo, la arrogancia, la superioridad, el individualismo así como la falsa humildad, la inferioridad y otras tantas desequilibradas manifestaciones de la conducta humana, son máscaras o rajaduras que desvirtúan el sello auténtico de nuestra personalidad, creada a imagen y semejanza de Dios. Doña liebre aprendió a ser autentica y feliz. Luego de su principal fracaso que le permitió evaluar su conducta arrogante y vanidosa, que le había convertido en una eficiente y ganadora competidora, pero solitaria e infeliz. Descubrió que estaba perdiéndose de la gran cantidad de recursos que estaban en manos de su vecina, disponibles para ella, con tan solo estirar la mano y solicitárselos. Fue allí cuando adquirió su verdadero potencial.