viernes, 24 de febrero de 2017

UBICATEX


Una amiga de más de 50 años, nos contó a mi esposa y a mí, que en cierta oportunidad entró a una tienda de ropa juvenil con el único propósito de observar los vestidos en exhibición. Apenas ingresando se le acercó una joven dependiente para ofrecerle ayuda. La empleada de la tienda, sin esperar a que mi amiga terminara de contarle su verdadero propósito, le insinuó que comprara una prenda juvenil que, según ella, le quedaría muy bien. A pesar que mi amiga le quiso interrumpir, la joven insistió por varios minutos. Al verse asediada por la persistencia errónea de la joven dependiente, mi amiga, sin enojo pero con firmeza, le dijo: Mire joven, estas prendas no van conmigo, porque todas las mañanas, yo me tomo una pastilla de ubicatex, que me ayuda a decidir qué es lo que debo y qué no debo ponerme. 

 
No es fácil estar ubicado en medio de una sociedad sobre-estimulada y desubicada, en la que a juicio de muchos la ética, la moral, la compasión, la justicia, la honestidad, entre otros valores han pasado, o están pasando rápidamente, a convertirse en objetos suntuarios y en la que tomar y mantener decisiones en balance, se torna cada vez más estresante.
Para estar ubicados se requiere conocer los dos componentes básicos de la personalidad del ser humano: el temperamento y el carácter. El temperamento está ahí, desde el nacimiento, o antes, mientras que los rasgos del carácter se adquieren en el transcurso de la vida, según el doctor Tim La haye, autor e investigador de estos temas. Leí el libro del doctor La haye, Manual del Temperamento, (1987) hace unas dos décadas y he comprobado que las cosas son como él decía. Todos los seres humanos nacemos con un temperamento que puede ser introvertido o extrovertido, lo que en cierta forma permite que podamos garantizarnos un porcentaje muy alto de objetividad en nuestro autoconocimiento y de esa manera experimentar menos pérdidas y fracasos en el manejo de nuestras relaciones interpersonales. “Cuando una persona descubre su temperamento básico, puede por lo general descubrir con facilidad cuáles son sus aptitudes vocacionales, cómo tener buenas relaciones con otras personas, qué debilidades naturales se pueden vigilar, y cómo puede mejorar la eficacia de su vida” (La haye 1987)
El temperamento no es la única influencia sobre nuestro comportamiento. La vida temprana en el hogar, la instrucción, la educación, entre otras, constituyen la más importante influencia en vida del ser humano, pero el temperamento marca la pauta que vamos a seguir en el transcurso de nuestra vida, sin lugar a dudas. 

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