Aprendiendo a Vivir

"Nunca Pierda la dulzura de su carácter"

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miércoles, 8 de agosto de 2018

Y USTED ¿CUÁNTOS AMIGOS TIENE?




“Y usted ¿cuántos amigos verdaderos tiene? Unos cuantos, tan pocos que los puedo contar con los dedos de la mano y me sobran dedos”. Muchas veces he hecho esta pregunta y he obtenido la misma respuesta. Pero ahora, en la edad mayor, la pregunta hay que resolverla sin postergación porque el asunto pasa a ser algo más que un tema coloquial, o filosófico, para convertirse en una necesidad básica e imprescindible. 
El reto más importante de la vida del adulto mayor es aprender a socializar, aprender a relacionarse, aprender a tener amigos, porque a estas edades, la amistad tiende a desaparecer por varias causas: muerte, distanciamiento, cansancio, incomprensión, enemistad, y la peor de todas, a mi juicio: la indiferencia. Dicen los expertos que a partir de los 30, las personas mayores se vuelven más selectivas en cuanto a las amistades. Ellos creen que es debido, principalmente, a que la escala de valores del adulto, tiende a tornarse más sólida, porque se sabe muy bien las cosas que gustan y las que no, y el criterio que se utiliza es, si las otras personas comparten el gusto por las mismas cosas y no el compromiso. Por otro lado, influye de manera determinante, en el proceso selectivo de la amistad entre adultos, la disponibilidad e incondicionalidad de tiempo real. La incondicionalidad implica el reconocimiento implícito de cierta vulnerabilidad que el otro esté allí aun cuando los tiempos y las obligaciones apremien y no se vaya a tener ocasión de actuar en consecuencia. “El que cubre la falta busca amistad. Mas el que la divulga aparta al amigo”. Proverbios 17.9
Parece ser que la clave para hacer amigos es darse a conocer sin reservas, sin ventajas y sin condiciones. La Biblia menciona que el amor filial es la esencia de la amistad, la misma que se tiene entre seres queridos, sean consanguíneos o no. Desde luego, no es fácil darse a conocer a cualquier edad, sobre todo en la edad adulta y es por eso que los mejores amigos se hacen desde la niñez, pero nunca es tarde. “El que quiera hacer amigos debe mostrarse amigo”
Aún hoy me preocupa, en cierta forma, que alguien me pregunte: ¿Cuántos amigos tienes? Al mirar hacia atrás encuentro la respuesta, perdida en medio de la historia: los tuve, los he tenido, pero con el paso del tiempo, los he perdido. Y ahora, necesito trabajar en la búsqueda de amigos entre los adultos, como yo. 
En una rápida búsqueda online sobre la amistad encuentro un artículo titulado Friends of a Certain Age, que Alex Williams ha publicado en el New York Times, y este declara las dificultades para hacer amigos después de cierto número de años. El autor nos pasea por algunas listas de intereses comunes que pueden unir a la gente como por ejemplo el mismo círculo social, que los padres de los amigos de nuestros hijos se vuelven nuestros amigos, que hay grupos de internet que buscan encontrarse para compartir la soledad y crear lazos.
Creo que la amistad profunda se construye sobre la base de la visión conjunta, es decir, que los participantes en el ejercicio, compartan la visión por la que orientan la vida, el trabajo, la familia o el esparcimiento. Sin embargo, la máxima satisfacción se puede lograr, cuando la visión avanza más allá, que la simple autorrealización, que planteaba Abraham Maslow en su teoría de las realizaciones humanas (1943) y que gran parte de los estudiosos en estos temas, acogen como un modelo de análisis sobre el comportamiento y el desarrollo humanos. 
La verdadera amistad es una especie de entrega incondicional al otro, aún a costa de perder lo propio en beneficio del amigo o amiga. El padre y la madre saben muy bien de esta entrega, cuando aprenden la verdadera naturaleza de la paternidad. Lo mismo puede decirse de los esposos, o los hijos, cuando experimentan el verdadero amor por sus padres. La esencia sublime y total que lleva a la divina culminación de la amistad suprema, la brinda Aquel que entregó a Su hijo, Jesucristo, para que todo aquel que Él crea no se pierda, más tenga vida eterna.