En la música existen varias clases de silencios dependiendo de la nota musical a que se refieran: silencios para la negra, silencios para la corchea etc. Los silencios musicales permiten el descanso de los músicos y cantantes y la separación de las diferentes frases musicales. Xavier Guit dice que el silencio también es comunicación y, por lo tanto, cuando una persona calla también está comunicando un mensaje. La vida tiene momentos difíciles en los cuales, muchas veces no sabemos qué se debe hacer o dejar de hacer: un corazón roto por una traición, darse cuenta que el empleo soñado no lo es tanto; alguien fue borrado sorpresivamente de la lista de amigos (as); la buena salud se transforma en lo contrario de repente, son algunas de las situaciones que se presentan sin previo aviso y que obligan a toda persona a revisar el curso de acción, de inmediato. Todo el ruido, armónico o estridente que haya sido el ritmo de la vida hasta ese momento, parece caer en un repentino silencio que puede durar un día, un mes y hasta varios meses. Es como si de pronto todo perdiera sentido y así como en la comunicación interpersonal, la mejor forma de no hacer el ridículo diciendo barbaridades es mantener el silencio, mientras los que saben o dicen saber exponen sus argumentos, así en la vida los momentos difíciles, los sufrimientos, las derrotas o los fracasos, nos dan la oportunidad para guardar silencio, es decir, tomar un respiro, revisar el camino, afirmar o corregir nuestras creencias y, por fin, aprender de nosotros mismos y reiniciar la marcha.
Cuando cierto hombre cumplió cincuenta años, fue agasajado por sus amigos cercanos y unos cuantos invitados. En medio de la reunión y cuando ésta pasaba por el mejor momento de efervescencia, una amiga se le acercó y le hizo una pregunta sin importancia: ¿Cómo te sientes en este momento? Respondió lo primero que se le vino a la cabeza, pero cuando pudo poner la pregunta en perspectiva, descubrió la realidad de su situación actual: había caminado o corrido los últimos años sin ser consciente de la importancia de ser él quien debía haber sido el primero que debía haber disfrutado lo que hasta ahora le había costado mucho lograr. Los silencios en la vida, al igual que sucede con los silencios en la música o en la comunicación interpersonal son necesarios y hasta indispensables, pues de ellos depende, si se saben utilizar apropiadamente, que el tiempo y los resultados de la vida sean los que hagan de ella un camino feliz y duradero. Existen tres preguntas magistrales que sirven de guía efectiva para aprovechar ese momento de silencio crucial y aprender que, como en la música, la melodía no ha concluido porque la orquesta aún está en acción, la partitura indica que la melodía se ha interrumpido, pero no ha concluido, pues el Compositor, Dios, el Creador de ella sabe lo que sigue y lo que quiere. Es el momento para ver con los ojos de la fe, y preguntarse de manera sincera y profunda: ¿Qué estoy haciendo realmente? ¿De dónde vengo realmente? ¿Hacia dónde me dirijo realmente?
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